martes, 23 de febrero de 2016

Empezar de cero



Se trata de esa relación con Dios. Un día sí. Un día no. Hay días mediocres y otros en que Él brilla por su ausencia. Hay también, para algunos, días en que todo es Dios. No es necesario ir de retiro, simplemente todo nos habla de Él.

El inicio del año siempre es una buena ocasión para dejar cosas atrás. Puede ser la vuelta de vacaciones, un cambio de trabajo, una nueva relación o un cumpleaños. Quizás sea una oportunidad para mirar la vida desde otra perspectiva.

Es cierto que muchas veces se nos presenta el imperativo de la religión. Es esa exigencia que parece más cercano a las abuelas o señoras piadosas, pero que en el fondo todo cristiano tiene. Bueno, unos más que otros. Es que muchas veces acercarse a Dios se nos presenta más como un deber que como un deseo. Se parece más a un cumpleaños de un pariente al que hay que asistir solo por obligación y en que ni siquiera se come bien.

Sin embargo, eso es más de los hombres que de Dios. Él no obliga. Simplemente llama, golpea la puerta, toca el timbre, pero no hostiga. Dios no se vende. Simplemente viene a nuestro encuentro y si no le abrimos no se enoja y, aunque se entristece, no te llena de spams.

Va muchísimo más allá del “queridos hermanos y hermanas” del cura del domingo o el encuentro con alguna monjita. Se escucha en cosas tan simples como cuando un amigo dice “tienes un minuto”. Es que Dios nos sale al encuentro, como diría Francisco, en todo y en todos.

Eso es lo lindo. Podemos mirar hacia atrás, quizá el mes, el semestre o el año. Basta con mirar la semana, o incluso el día de ayer, para ver cómo vino Dios, golpeando nuestra puerta y lo dejamos afuera. En la palabra de aliento, en el buen consejo, en la ayuda desinteresada o en la cerveza con los amigos. Quizás no lo escuchamos, o tal vez no queremos que entre. Sea como sea, Él está ahí, esperando, diciéndonos cada día que es posible volver a comenzar, empezar de cero.

Sin embargo podemos ver cómo muchas veces le abrimos sin darnos cuenta. Es el Dios que venía con buenas noticias y alegrías, que llegaba con los seres queridos y nos llenaba el corazón. Es por eso que es una relación de cada día y que nos invita a buscarlo, a reconocerlo. A veces es suficiente con hacer una pausa y ver que estaba ahí. Así de simple.

Sea como sea, Él espera. Espera que le abramos y le demos una nueva oportunidad. La buena noticia es que nunca nos deja de dar oportunidades, nos dice una y otra vez, como canta Luis Ramiro, te vendré a buscar, para volver a empezar de cero