martes, 31 de marzo de 2020

Mal de muchos

Si algo ha quedado claro por estos días es que el Covid-19 no discrimina. No distingue edad, país o nivel socioeconómico para infectar. Eso ha hecho que surjan múltiples respuestas y también muchos aprendizajes sociales.

No es mi intención dar una respuesta acabada sobre el tema. He leído muchas interpretaciones que, desde diversas disciplinas y perspectivas, ponen de manifiesto la complejidad de esta pandemia. En este contexto, la Iglesia ha esbozado un sinfín de propuestas de interpretación y de acción al respecto. Me alegra ver que en medio de todo esto se ha desplegado la creatividad pastoral y no faltan intentos de adaptación a los desafíos actuales.

No quiero caer en interpretaciones ni en lugares comunes. Al mismo tiempo, me viene una y otra vez la pregunta acerca de qué nos puede decir Dios en medio de todo esto y dónde podemos encontrarlo en medio de este difícil acontecer. Y he optado, no por la introspección, reflexión o meditación para esto, sino que quiero preguntar a quienes leen estas líneas dónde han visto a Dios estos días.

No espero grandes elaboraciones ni teorías abstractas, mucho menos teorías conspirativas o apocalípticas (me basta con las propias). Por eso quiero hacerles dos preguntas muy sencillas a partir de lo vivido durante estos días de aislamiento preventivo: ¿Qué han aprendido, recordado o sacado en limpio hasta ahora? ¿Qué cosas buenas han pasado en ustedes o en sus familias?